viernes, 26 de septiembre de 2008

LEA ANTES DE COMPRAR / de Sebastián Godoy (*)




¡Eso no puede ser un perro!, ¡si parece chancho!, ¿qué hace ese ciego con esa cosa? Y ladra. ¡Ah, es su lazarillo! Ah, sí, es un perro. Por lo menos a él lo ven, por muy feo que sea lo ven igual, en cambio a mí nadie me ve, soy invisible, el famoso, el de la tele. Ya no se qué hacer, me tiro talco todos los días para que me vean, pero el viento no tarda en llevárselo. Ya sé, me voy a pintar, amarillo, sí, es un buen color.

Ahí está ese perro de nuevo, me miró, me está ladrando, creo que me ve, ¡¡me veo, el perro me vio!!, sí, me vio, soy el más feliz del mundo, el perro me vio, y viene para acá, ay no perrito, no lo hagas, baja esa pata, no lo hagas, no me vayas a mear, se me va la pintura, perro de mierda inteligente, ¡me meó! Cómo no me di cuenta que la pintura era al agua.

(*) Un ejercicio express, hecho en el taller, a partir de un pie forzado.

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